Vida de la Sra. EG White, Profetisa Adventista del Séptimo Día - Sus falsas pretensiones refutadas
por D. M. Canright, 1919
Capítulo 22 - Conclusión
La Sra. White tenía mucho que decir acerca de los tres mensajes de Apoc. 14:6-10. Éstos, decía ella, son el fundamento de su mensaje y de su movimiento.
El primero, sostenía, se cumplió en el movimiento de William Miller fijando la fecha para la segunda venida en 1843-1844.
Por más de sesenta y cinco años, ella aplicó el segundo mensaje, o la caída de Babilonia, a las iglesias protestantes, y dijo que no se podía aplicar a la "Iglesia Romana". Pero, como hemos visto, en 1911 cambió sus enseñanzas en relación con este mensaje, y lo aplicó en particular a la Iglesia Romana. Si está en lo correcto en esta última exposición, estaba errada, y enseñó el error en relación con el segundo mensaje, casi toda su vida.
El tercer mensaje advierte contra la falsa adoración y el recibir la marca de la bestia. Casi toda su vida, la Sra. White enseñó que la marca de la bestia es guardar el domingo; pero, como vimos en el capítulo anterior, cerca del final de su vida ella cambió su punto de vista en relación con esto, y dijo que "dar el domingo al Señor" era siempre aceptable a Él.
En otras palabras, ella se equivocó y enseñó el error en relación con todos los tres mensajes, los mismos que ella y sus seguidores han sostenido que es el fundamento de su movimiento. Si se equivocó en los fundamentos, ¿cómo puede tenérsele confianza en otros asuntos?
Para resumir brevemente algunos de sus errores más prominentes, puede observarse lo siguiente:
- Respaldó la fijación de fechas de William Miller para 1843-1844.
- Respaldó la fijación de fechas del Capitán Bates para 1851.
- Enseñó que no había más salvación para los pecadores después de octubre 22, 1844.
- Suprimió algunas de sus primeras visiones y algunos de sus primeros escritos, y sin embargo, en 1882, publicó un libro afirmando que éste contenía todos sus primeros escritos.
- Predijo que la Guerra Civil sería un fracaso, que la nación se arruinaría, y que la esclavitud no sería abolida.
- Caracterizó las proclamas de Lincoln a favor de días de humillación y oración como "insultos a Jehová".
- Enseñó un "vestido de reforma" que convirtió a sus seguidoras en un hazmerreír, y al que ella misma renunció después de intentar imponerlo a la iglesia por ocho años como una revelación divina y como un deber religioso.
- Escribió contra el comer tanto mantequilla como huevos.
- Prohibió que se comiera carne, y dijo: "¿Podemos tener confianza en ministros que, cuando están a la mesa en que se sirve carne, la comen junto con los demás?" (Lake Union Herald, octubre 4, 1911), y sin embargo, secretamente, ella misma comió carne casi toda su vida.
- Enseñó a sus seguidores que no deberían utilizar los diezmos como mejor les pareciera, pero aplicó sus propios diezmos y los de los demás como mejor le pareció.
- Negó que otros hubieran influido en ella por medio de cartas o conversaciones para que escribiera sus testimonios, cuando la verdad era todo lo contrario.
- Basó muchas de sus reprimendas en meros informes de oídas y, contrario a lo que dicen las Escrituras, en el testimonio de un sólo testigo.
- Afirmó haber sido divinamente comisionada para revelar pecados secretos, pero fracasó miserablemente en esto. En numerosas ocasiones, reprendió al hombre equivocado, y con frecuencia acusó a individuos de hacer cosas que no habían hecho.
- Se equivocó seriamente en su visión de los planetas y el número de sus satélites.
- Plagió tanto material que uno de sus libros tuvo que ser suprimido por completo, y otro tuvo que ser revisado a un costo de $3,000.
- En 1905, prometió explicar sus equivocaciones y errores garrafales, y dijo que Dios le ayudaría a hacerlo; pero en 1906 dijo que Dios le había dicho que no lo intentara.
- Una de las peores características de su vida y sus escritos es que siempre estaba haciendo a Dios responsable de los errores y fracasos de ella.
- Su peor engaño, como el de sus seguidores, fue confundir su desafortunada aflicción de la epilepsia y sus ataques epilépticos con revelaciones divinas y visiones de Dios.
- La Sra. White no sólo afirmaba que sus escritos son el "testimonio de Jesús" y el "espíritu de profecía" al que se refieren Apoc. 12:17 y Apoc. 19:10, sino que sostenía firmemente que ella y sus seguidores son los 144,000 de Apoc. 7:1-4 y Apoc. 14:5, aunque la actual membresía adulta de los Adventistas es sólo de más de 150,000.
La gran característica de los 144,000 descritos en este último pasaje de la Escritura es que "en su boca no fue hallada mentira."
La mentira es engaño. Por lo tanto, la ausencia de mentira significa ausencia de engaño. Pero, como se ha señalado en tantas ocasiones en este libro, las afirmaciones de la Sra. White de que era una inspirada profeta de Dios se han mantenido mayormente por medio del engaño, tanto de parte de ella misma como de parte de sus defensores y seguidores. Ni ella ni ellos, por lo tanto, se ajustan a la descripción y a las características que a la Inspiración le ha parecido bien dar de los 144,000.
Ningún don legítimo de Dios, ningún verdadero don del Espíritu, ha requerido jamás la mentira—el engaño, el fraude, la duplicidad—para ser defendido y sostenido.
Que ella tenía la intención de ser cristiana, y que sus obras contienen muchas cosas buenas en sí mismas, no es necesario negarlo. Sus motivos podemos dejárselos a Dios sin peligro. Pero sus elevadas afirmaciones no son defendibles. Son refutadas por demasiados hechos manifiestos e incontrovertibles.